Estirando la pata: Planking o como se muere el performance

on sábado, 13 de agosto de 2011














Ya has escuchado del gesto. Te acuestas boca abajo y tensas tus extremidades en algún espacio, usualmente público y documentas la pose. Las imágenes se comparten viralmente y tienes el recién nacido fenómeno del “planking”.

La acción es tan simple que no se requiere de una capacidad específica para ejecutar esta modalidad performativa de arte público. Todos podemos hacer planking porque todos podemos acostarnos boca abajo.

Sin embargo, esa ausencia de una técnica más estudiada, nos provee diversos placeres al hacer o leer un planking. El gesto mismo se cancela y solo podemos significar las propuestas por su especificidad espacial o interacción con el lugar y público.

El cuerpo es la llave para abrir ciertos espacios pero sin alterar radicalmente su normalidad. Podríamos decir que el “plankin” es un anti- performance. No significa, solo es.

Por ahora nos encontramos explorando las posibilidades de este trend internacional, de seguro efímero.

Fuera de los plankings en plazas y suelos indiferentes, hemos notado variaciones en los plankings compartidos en la red hasta ahora.

Nos parece curioso ver los planking stunts. Son aquellos que colocan su cuerpo en plank position en lugares menos seguros. Digamos en el balcón de una casa. (Ya murió alguien intentando esta faena cuando cayó seis pisos abajo)

De esta manera el arte público como reto, como contorsión y como muestra de babilla le resta interés al ensayo, al mensaje y hasta a la política del cuerpo. Se convierte en una manifestación de “look what I can do” y desaparece el ingenio de querer repensar los espacios intervenidos. El planking es la versión pública del arte más egoísta y casquetero.

Otra tendencia de este gesto es el “group planking”. Again, la estética solo se basa en la cantidad de los cuerpos , en el poder de convocatoria. ¿Cuántos plankers puedo reunir en un mismo lugar y tiempo para tomar una foto? Entonces la noción de grupo en el arte no tiene que ver tanto con colaboración sino con cooperación muy breve. Es juntar los cuerpos, adoptar una posición y conseguir la imagen, pero sin conseguir más nada. Aún cuando los cuerpos del colectivo forman una u otra figura al estar juntos, digamos una letra o una línea, lo que nos queda es una anti manifestación o un junte vacío. La falta de propósito o belleza desespera.

Otro aspecto planker que nos interesa es su temporalidad. Por esta acción estar diseñada para compartir en la red no necesita una duración en el real world del espacio intervenido. Necesitamos el tiempo de tomar la foto y nada más. Tal vez este aspecto sea el que nos cancele el planking como performance. Es innecesario en el espacio , solo existe en el frame de una foto por tomar y ya luego deja de existir. Cuando tomamos la foto el cuerpo plankeado se conviete en un cuerpo acostado, durmiente, tieso. Tal vez muerto.

Cuando leas esto ya nadie quedará plankeando. Es el momento ahora de pensar nuevas posibilidades de arte público y popular, para innovar, para no morir. Para divertirnos un poco jugando al arte.

Dentro de la tradición del performance el planking es otro episodio más de gracias por nada.

Comparto dos fotos de plankings que intenté recientemente tratando de contestarle a este breve escrito, para invalidarlo para darle un matiz político. Creo que he fracasado.









¡Pero que timbales Miguelito!: Una disparatada breve historia del reggaeton y la creación de un monstruo

on jueves, 11 de agosto de 2011












El reggaeton desde sus comienzos ha sido un género musical en el que todos sus exponentes piensan, sin duda alguna, que son lo mejor que ha existido en todo lo que se llama arte en la historia de la faz de la tierra en el universo. No exagero.

Llevo escuchando reggaeton de manera efervecente desde The Noise 1, conozco su historia y me sé todo lo relacionado a su ascenso desde el “underground”, descenso temporero, ascenso astronómico y lenta muerte en la que se encuentra al momento en el que escribo este disparate.

Sé que todo nació con Vico C, Brewley MC y Rubén DJ, y que fue Vico el primero en ponerlo en el mapa como un cantante respetado a tal magnitud que se separó del mismo, para convertirse en su propio ente.

Sé que luego, raperos como Don Chezina, Baby Rasta y Gringo, Maicol y Manuel, Guanabanas Podrí’as, Yankee, Falo, Wiso G, Ivy Queen, y muchos otros de los cuales la mayoría ahora trabaja en tiendas de celulares o recortando, comenzaron un movimiento “underground” de repartición de cassettes que poco a poco fue creciendo hasta llegar en un momento a sonar en radio comercial por primera vez con un medley de The Noise Live en el que participaban Ivy Queen, Baby Rasta y Gringo, y Bebé.

Sé que luego se integraron voces nuevas, dentro de las que estaban liricistas como Cavalucci y Eddie Dee y dúos como Hector y Tito, y Wisin y Yandel, que lograron un mini crossover, todavía no aceptado universalmente pero reconocido como algo en crecimiento y que cementaron, como algo repudiable por adultos y practicado por jóvenes, el “arte” de “culear”, al que luego llamaron “perreo”

Sé que Don Chezina se pegó …y también sé que se apagó.

Sé que ahí llegó la hola de rock en español, y que bandas como Los enanitos verdes, Café Tacuba, Jarabe de Palo y otras más, con exponentes que todavía llenan coliseos, y la radio comercial decidió que las emisoras no eran tan grandes para dos subculturas y el reggeaton volvió a quedar fuera de circulación por un espacio de dos años.

Sé que al final de esos dos años, salió un disco llamado La Misión 2, con una canción de Yaviah que se llamó “Si le metó bellaco” y que esto regresó el reggaeton a su raíz, de movimiento músical para vacilar, y que en el mismo disco Tego Calderón, uno de los pocos Artistas del género, grabó su primera canción (de verdad, porque él había grabado antes, pero…hip hop…ese, el que nadie escucha, exceptuando a 12 universitarios), y junto con otras canciones que nadie recuerda poco a poco se empezó a crear un momentum de vuelta.

Sé que hubo un rapero llamado Tempo, quizás de los más talentosos y honestos que tenía el movimiento,…que se estrelló antes de despegar.

Sé que luego Tego Calderón se convirtió en el rapero con el disco más vendido, El Abayarde, y sé que el reggaeton empezó a sonar de lleno en la radio comercial gracias a los sencillos de varios artistas. Guatauba XXX por ejemplo pegó su sencillo que incluía a Plan B, a Nicky Jam (que para ese tiempo cantaba mucho a dúo con Daddy Yankee) y a un joven rapero que venía en desarrollo llamado Don Omar.

Sé que ese joven Don Omar, junto a Daddy Yankee (que mandó al carajo a Nicky Jam, cosa de no compartir los cheques), Wisin y Yandel, Hector y Tito, y Tego Calderón (lamentablemente relegado a una quinta posición, por que “ugly catches up with you, you know”), todos, construyeron internacionalmente un imperio comercial del que se hicieron multi-millonarios.

Sé que todos, pero TODOS, abandonaron la calle que los hizo ricos.

Sé que por el margen llegó un blanquito llamado René Pérez, del dúo Calle 13, y se ganó el respetó de los universitarios y de algunos intelectualoides ratones de bibliotecas, que lo separaron del montón porque: “él es diferente, él es inteligente, él tiene una maestría”, elogiando su inteligencia en canciones banales que hablan de ponerte las pelotas en la cara y cosas por el estilo. Sé que a mi me gusta René como artista, pero que él al igual que todos los demás tiene su “gimmick”, y que no se puede perder de perspectiva que ese maestro que baila como bailan los pobres, baila en su apartamento de $750,000, le da las llaves de su maserati al del valet parking del condominio y probablemente rosa codos con políticos que son vecinos suyos…pero él es igual que tú. (But I like him, I really do.)

Sé que el oro atrae a toda clase de gente. Y esa gente en el reggaeton fueron las casas disqueras, buscando paquetitos de nenes lindos que canten “música urbana” (la estirilización y degradación de aquel género callejero)…y por ahí apareció cuanto Luis Fonsi quería ser reggaetonero y pegó su canción o dos.

Sé que muchos pegaron en el underground, como Arcángel, De la Ghetto, Jowell y Randy, y Cosculluela, y que tan pronto vieron la oportunidad de hacer chavos, se transformaron en Luis Fonsis también…y el underground poco a poco desapareció, murió y ahora nobody gives a fuck anymore.

Y a través de toda esa historia sé que lo único que no cambio fue el auto-estima de sus participantes. Es un orgullo en el reggaeton ser orgulloso. Ser egoísta y tener carácter de culo es esencial para poseer las cualidades de un verdadero rapero.

En lo que nunca se pensó, sin embargo, fue en el poder que llegaron a tener estas figuras cuando estaban en la cima y el impacto que esto tuvo en generaciones de chamaquitos que hoy tienen de 12-25 años.

Esta generación observó y asumió como modelos a seguir, a un cúmulo de machotes sin educación, llenos de violencia, de una completa despreocupación por el prójimo y de un piquete vacío de sustancia…a un ramillete de morones con posibilidad de hacer millones o sino, al menos con la posibilidad de conseguir mujeres y respeto.

La manifestación más pura de esta Generación Imbécil radica en la figura del raperito Miguelito.

A este niño le ríeron las gracias desde que pegó su primera canción. El público celebró a un diminuto ser humano lleno de confianza en sí mismo (nadie se preguntó que por qué la tenía), que actuaba como Daddy Yankee y Don Omar, igualito que un rapero adulto.

Mary Shelley escribió nuestra historia. Fuimos complices en la creación de un monstruo.

Este monstruo es una criatura guiada por la fama, por el $$ en sus ojos, y por su infantil meta de ser el MEJOR.

Como evidencia presento esta portada de TV Aquí y las declaraciones de nuestro Frankenstein.



















La pregunta entonces que queda por hacernos es, ¿No somos todos, los que crecimos y estuvimos influenciados por el reggaeton, como Miguelito? ¿Repletos de un sentido de auto-importancia que nos lleva a preocuparnos más por nuestro asunto que por el cadáver?

Este autor, mi nombre es William Rosario Cruz por si acaso, no ora ni reza, pero si lo hiciera, le pediría al que sea que atiende las oraciones, llamémosle Papaito Dios, que con la muerte del reggaeton también muera la ignorancia coléctiva que trajo consigo el maldito género…

“Papaito Dios, por favor, lava mi cerebro, mi DNA y el de todos los que fuimos contagiados, de la influencia de estos gorilas”.