The Missing Person es una anomalía dentro de la corriente de cine americano contemporáneo. Una película que se atreve a ser específica; su tono es consistentemente raro, y por primera vez en mucho tiempo se nos presenta un filme de detective que está mucho mas preocupado por los conflictos internos de su personaje principal que por su trama.
Los cojones de esta película radican en ser una de las pocas propuestas recientes de "film noir" que usa la forma de este género a su favor para hacer de su “historia” una socialmente relevante. La película hace lucir a Black Dahlia de Brian de Palma (y a todos los otros fallidos intentos de revivir el "film noir" por parte de las super-producciones gringas) como un informe oral de una guaynabeña que estudia comunicaciones y que está mucho más preocupada por el color de las plantillas de su Power Point que por la retrajila de acentos que ignoró por ser una imbécil.
He aquí un escrito del director del filme, Noah Buschel que resume al pie de la letra mi sentir en cuanto al cine contemporáneo se refiere:
“Para mí, “historia” es la palabra más sobre-utilizada en el mundo del cine actual. Escucho a actores diciendo: “Yo solo quiero contar buenas historias”. Escucho productores diciendo: “Yo tengo una pasión intensa por las historias”. Jerry Bruckheimer está en un comercial llamándose a sí mismo “storyteller”. Quizás lo sea.
No sé en que momento el cine independiente se convirtió en sinónimo de contar historias. ¿Cuándo fue que este énfasis extremo en la narrativa se materializó? Como si una película no se prestara, en iguales términos, a ser un poema o una pintura. Pero no escuchamos a actrices protagónicas diciendo: “Yo quiero hacer grandes pinturas” y esto es probablemente una de las cosas más difíciles que enfrentamos los cineastas hoy en día. Si uno quiere hacer una película que no este guíada por la trama, uno tiene que disfrazarla. Yo escribí un guión que está vestido de "film noir" aunque en realidad era mucho más un guión tipo “sueño lúcido” que un guión detectivesco de “¿quien lo hizo?”.
Me resulta gracioso que Sundance este celebrando el arte del “storytelling” para su aniversario. Para mí el cine independiente siempre fue un lugar en el que sus películas podían ser lo que quisieran ser. Cuando pienso en A Woman Under the Influence, la pienso como un retrato. Badlands de Terrence Malick parece mas un "haiku ballad" que una historia. Robert Altman decía que él veía sus películas mas como pinturas que como historias.
No puedo evitar pensar que cuando la mayoría de la gente habla de “storytelling” en el cine contemporáneo, en realidad de lo que están hablando es de la homogenización y del embrutecimiento del cine. Todo está articulado, se mueve con fluidez, te han dicho todas las respuestas y no hay nada quedado en el aire. No hay tiempo ni espacio para respiración, transformación, rarezas y locuras. Es cine como una actividad intelectual estrecha, hecho para bajar fácil en una “laptop”. Es académico y aburrido. Le sirven al cerebro de la gente, en vez de a su cuerpo y a sus entrañas.
Todos tenemos nuestras propias historias y la de personas que conocemos. Somos todos buenísimos contando esas historias. Nuestro cerebro lo hace todo el día. Pero hay una experiencia y una visión que va más allá que las historias. Y eso es precisamente lo que me trajo al cine en un primer instante. Esos momentos en los que un filme abre y expande tu cerebro. Los conceptos desaparecen. El juicio se rinde. Ver Spirited Away de Mizayaki en una sala de cine oscura es como escuchar a Charlie Parker o leer a Emily Dickinson. La pequeña mente racional da espacio a algo que va más allá de los pensamientos.
Y esa es la batalla del día a día para un cineasta como yo. Estoy interesado en ir más allá de las historias pero el mundo del cine independiente está, con cada día que pasa, más y más guíado por el 'storytelling'.”
Noah Buschel
Filmmaker Magazine (Winter 2009)
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